17 feb 2014

Luchando contra el miedo

Todo comenzó el 16 de diciembre. Tras saber que estábamos embarazados otra vez, y dar botes de alegría por casa, fuimos a la revisión de las seis semanas en Alemania (allí es lo habitual). No sé si fue que yo estaba más sensible en ese momento, que el miedo se adueñó de mi cuerpo después de haber perdido al anterior o si fue una mala praxis (soy más partidaria de esta opción) o una mezcla de todos los factores. El caso es que después de hacerme la eco (me hizo un daño considerable) y decirme que todo iba bien, empecé a tener una hemorragia de caballo a las pocas horas (no pasaron ni tres) y el pánico y la angustia empezaron a hacerse un hueco en mi vida hasta el día de hoy.




Mi madre voló ese mismo día y mi suegra cogió el primer tren para ayudarme en todo lo que fuera necesario. Al no contar con nadie en Colonia... ¿quién podía hacerse cargo de Sofie las 24h del día que no fueran ellas? Si ya te sientes vulnerable por lo que te pasa, el sentimiento crece al pensar en que estás sola con una nena de menos de dos años que depende completamente de ti y tú debes estar en la cama. A los dos días volví a la consulta. Me dijo que tenía un gran hematoma. La pregunta de dónde había salido semejante bicho no tuvo respuesta convincente al igual que por qué no lo había visto en la primera ecografía. Simplemente no lo había visto porque no existía, pensé. Me dijo que no me podía asegurar que el embarazo siguiera adelante, que era una pena, que lo único que podía hacer era esperar mientras hacía mi vida normal y que si sangraba mucho que fuera al hospital. Llamé a mi ginecólogo de España y me dijo que hiciera reposo, que nada de relaciones hasta nueva orden, que no me cansara y que en cuanto pusiera un pie en Madrid fuera a verle. Unas pautas que la tipa alemana ignoró por completo. Mi ginecólogo me mandó progesterona pero aun hormonada por completo las hemorragias han sido intermitentes, algunas me han hecho tener que ingresar en el hospital y llegar con el corazón encogido porque no sabes qué sucede ni si el pequeño sigue bien. El hematoma ha tenido varios tamaños llegando a ser más grande que el propio feto. Las opciones que me daban era: expulsión con sangrado, reabsorción a medida que el bebé crece o que se hiciera demasiado grande y lo arrastrara. Cuanto más tiempo pase, hay menos probabilidades de perderlo por lo que la cama se ha convertido en una parte más de mi cuerpo.Ya hicimos la eco de las doce semanas y el pequeño rayo de luz sigue ahí cada vez con más fuerza Según parece él (o ella) está ajeno a todo esto, crece con normalidad, el hematoma no está en un sitio peligroso para él ni para la placenta y ya hemos cumplido el primer trimestre. Aún no sabemos cuándo podemos volver a casa... Seguiremos en Madrid hasta nuevo aviso.

La moraleja de esta historia: si tenemos más niños no me tocan ni con un palo hasta la semana 12 excepto para analíticas. hasta que la eco no se pueda hacer por fuera, nada de nada. Así fue con Sofie y no tuve complicación alguna. Puede que sea arriesgado, puede que sea una inconsciente pero no recomiendo a ninguna embarazada que se someta a pruebas que pueden terminar así.

¿Todavía no nos sigues?
Sígueme en Facebook Sígueme en Instagram Suscríbete

No hay comentarios:

Publicar un comentario