Este fin de semana estamos en Hannover porque nos vamos de boda. La nube gris nos persigue y está lloviendo a base de bien.
Nos gusta mucho esta ciudad. Es donde nació y se crió Carlos, la casa de mis suegros es maravillosa y tenemos buenos amigos. La Navidad la pasamos aquí y se pueden hacer muchas excursiones y visitar pueblos con encanto como Celle.
Hay que ver el follón que tenemos en casa con un montón de invitados, familiares y amigos desde hace un par de días. Mi suegra es un crack en la cocina y en organizar comidas para un regimiento. Por si fuera poco, el segundo diente está empezando a asomarse y está dando guerra y alguna décima que otra por si no tuviéramos suficiente. Ha sido una noche al acecho, con un ojo abierto y otro cerrado.
Sofie va a llevar un vestido precioso de Doña Carmen que le regaló su bisabuelo por su cumpleaños. Es de "niña bien" a la moda españolita. En España los niños van mejor vestidos que en Alemania, al menos para mi gusto. En esta tienda hay un montón de conjuntos bonitos y de calidad.
No hemos ido a muchas bodas alemanas pero sí que son diferentes a lo que tenemos por costumbre. Tenemos muchas ganas de bailar y pasarlo bien. Es la boda de su tito Stefan y hay que celebrarlo como se merece.
¡Que vivan los novios!
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