Sofie disfruta mucho con los libros. Invierte un buen rato de cada día en ellos. Desde hace unos meses es capaz de contarte ella un cuento. Uno de los que mejor se le da es el de la Cenicienta, versionado por mi madre: las hermanas malas y con bocas feas, la pobre Cenicienta limpia que te limpia, los ratones y los lazos, la abuela (y no el hada madrina) que le dice "¿Se llora? No se llora? con mi aguja mágica te haré un precioso vestido para ir a bailar un vals", el príncipe alto, guapo pero un poco tonto porque se queda con un zapato en lugar de correr más rápido, la Cenicienta que se va porque ya está oscuro y hay que irse a la cama, la tontería de poner zapatos en los cojines... La capacidad inventiva de la abueli no conoce límites y se lo pasa bomba con ella. Aún no ha visto la película pero no hace falta ser un genio para adivinar que disfrutará como lo que es, una niña.
La verdad es que los cuentos de princesas siempre han sido un éxito pero creo que hay darles un toque personal cuando se cuentan y hacerlos más reales. El estereotipo de chica débil, delicada y sin arrebato de rebeldía no es un modelo a imitar y menos en los tiempos que corren. ¿Qué pensáis?
No hay comentarios:
Publicar un comentario