Día 25: Extraños
Ayer decidimos ir al parque. Los niños necesitaban soltar energía y qué mejor lugar que ese. En esto que estaban jugando con sus cacharritos cuando de repente se acerca a ellos un veinteañero con algo en la mano. Nosotras mirábamos la escena a dos metros escasos. Les estaba ofreciendo chocolatinas. Los nenes le miraban con cara de "¿y éste quién es y qué dice?". No porque hablara aleman, que claro que lo hablaba, sino porque no es una situación muy normal en los tiempos que corren. Un extraño dando chocolatinas a niños..Así que cuál leona, mi amiga Sara se acerca al chaval en cuestión tras soltar un "¿Y este qué hace?". Tras un breve intercambio de frases viene con el resumen: han comprado un paquete grande de chocolatinas, les sobran y les da pena tirarlas.
Por supuesto que los peques ni olieron las dichosas chocolatinas y aún hoy me sigo preguntando qué nos ha pasado para tener que pensar que algo nos puede hacer daño, que hay que andar con pies de plomo, que no hay que fiarse de los desconocidos, que ser humano puede no serlo tanto y que el peligro acecha hasta debajo del colchón. Vemos extraños a diario, gente que nos ayuda de forma desinteresada, personas que forman parte de tu rutina porque te cruzas con ellos a las mismas horas y ya un día comienzan los saludos. Al fin y al cabo todos somos extraños hasta que dejamos de serlo. Pero eso de regalar chocolatinas.... Eso no da buena espina a nadie, le pese a quien le pese.
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